En San Petersburgo, ciudad imperial y con un alarde coreográfico marca de la casa, Putin ha lanzado una nueva andanada de amenazas a Occidente. El líder ruso se lanza a su particular conquista de los mares y en el día de su Armada, ha anunciado su inminente rearme con misiles TSirkon de alcance ilimitado y nueve veces más veloces que el sonido. Y lo que es aún más inquietante el diseño de un nuevo perímetro de control en torno los mares Negro, Ártico y Báltico.