Algunas mujeres con pañuelo en el pelo alzan los brazos estremecidas cuando oyen al pastor Yaroslav Dimko clamar: “¡Gospodin, slaba Ukraina!” (Señor, salva a Ucrania) en el salón en el que han establecido su templo. Son evangelistas de la Iglesia Ucraniana de la Salvación de Dios reunidos en un modesto local de un barrio de trabajadores de Madrid. Los han convocado a rezar tan solo unas horas antes de que Putin lance sobre su país el enorme ejército que ha acumulado en la frontera.