Lo único que está claro en estas elecciones es que Angela Merkel ya no será canciller. El candidato de su partido, el cristianodemócrata Armin Laschet, no llega tanto al corazón como ella. En las últimas semanas ha dilapidado la ventaja que llegó a sacar en los sondeos el socialdemócrata Olaf Scholz. Éste se beneficia de su experiencia en el ejecutivo, como vicecanciller y ministro de Finanzas en virtud de la gran coalición entre las dos principales formaciones alemanas. Sin embargo, ni la Unión Cristiano Demócrata y sus socios bávaros ni el partido Socialdemócrata se muestran dispuestos a reeditarla. Con una situación de empate técnico, el que aspire a gobernar deberá contar, dada la fragmentación, probablemente con otros dos partidos. Los Verdes, terceros según las encuestas, y los Liberales se presentan como las opciones bisagras tanto a derecha como a izquierda. Descartada por todos la ultraderechista Alternativa para Alemania, otro con posibilidades de entrar en una coalición sería el partido La Izquierda, aunque su pasado comunista en la antigua RDA pone los pelos de punta a muchos alemanes.