En un clima de indignación, el titular de Salud de Argentina abandonaba para siempre la sede del Ministerio. Allí mismo se había montado un vacunatorio para personalidades, familiares y amigos. Entre a quienes se inoculó la primera dosis de la Suptnik V, incluso antes de que comenzara la fase de inmunización, están el principal líder sindical del país, diputados y políticos próximos al presidente Alberto Fernández. Un periodista argentino ha destapado el escándalo, al revelar que el ministro saliente, amigo suyo, le consiguió un hueco en el ministerio para vacunarse. Y todo esto en un país donde aún no se ha inmunizado ni al 1% de su población, y en el que se suceden denuncias de dosis robadas o perdidas y de vacunaciones a discreción del alcalde de turno. Pero lo de Argentina no es un caso aislado. Entre las Infamias similares está la destapado esta semana en Perú, con la vacunación ilegal de 500 políticos y funcionarios. En Portugal también se saltaron la lista de espera numerosos personas. Y en España ahí están los casos de ciertos alcaldes, consejeros, directores de hospitales o religiosos. Además, hay quienes le echan cara sin contactos, como estas mujeres que, disfrazadas de abuelas, acudieron a un centro de vacunación de Florida, aunque fueron desenmascaradas a tiempo.