Cientos de personas se agolpan a las puertas de los hospitales. La tragedia ha dejado miles de heridos y los atienden donde pueden. Improvisan también salas de espera. Muchos buscan a sus familiares. En el interior de los centros todo es caos, sangre en el suelo y un ir y venir constante de pacientes, familiares y médicos. El colapso es tal que han tenido que trasladar a los heridos a otros centros fuera de la capital. Una catástrofe con reacciones inmediatas, como la del presidente Donald Trump, que apostaba por un ataque terrorista. El Primer Ministro de Líbano, Hassan Diab, ha hecho una promesa a sus ciudadanos: todos los responsables pagarán por lo ocurrido.