Dos explosiones sacudían en la tarde del martes el puerto de Beirut, en Líbano. La onda expansiva se sintió a kilómetros de distancia. Los hospitales están desbordados y la ciudad ha quedado totalmente destrozada: cubierta de cristales y cascotes, con coches calcinados o volcados. La tragedia, ya declarada desastre nacional, deja todo un escenario de caos y de incertidumbre en el Líbano.