Entre lágrimas y abrazos, familiares y amigos han dado el último adiós a las tres mujeres y seis niños, miembros de una familia mormona de origen estadounidense, que han muerto en la matanza. Mientras, el resto de hijos heridos, como un bebé que se salvó de milagro, se siguen recuperando en el hospital. El Gobierno mexicano atribuye la masacre a un enfrentamiento entre carteles de la droga.