El brote de sarampión detectado desde el pasado octubre en Nueva York ha llevado al alcalde, Bill de Blasio, a declarar una emergencia pública de salud, con efecto inmediato. Y lo ha hecho delante de un enorme cartel en el que se lee "no esperes, vacúnate". Esta epidemia se extiende, sobre todo, en las comunidades judías ortodoxas que viven en Brooklyn, reticentes a la vacunación. Las multas para los que se nieguen podrían alcanzar los mil dólares (cerca de los 900 euros).