A la una de la tarde un hombre armado desataba el pánico durante una misa en la catedral de Campinas, en Brasil. El atacante abría fuego indiscriminadamente contra los feligreses. Mataba a 4 personas y hería a otras cuatro para después quitarse la vida. En apenas 30 segundos la eucaristía se convirtió en una verdadera pesadilla. Cuando entraron los agentes ya era demasiado tarde. Ahora buscan un porqué, una explicación. El tirador, de 49 años, era un informático, sin antecedentes penales.