Al menos 23 personas han muerto y hay otra decena de desaparecidos. Más de 30 mil hectáreas han sido calcinadas, 250 mil personas han sido evacuadas o desalojadas y más de 7.000 viviendas o comercios han quedado reducidas a escombros tras el paso del voraz fuego que asola California. La sequía y las rachas de viento seco de hasta 120 kilómetros por hora no hacen más que complicar la extinción del fuego en la que trabajan más de tres mil bomberos.