Los rescates se repiten uno tras otro en barca, en helicóptero o ayudados de cualquier cosa que los haga posibles. Así se quedan las ciudades cuando pasa Florence, totalmente anegadas. El nivel del agua es tan alto que cubre ventanas y arrastra coches, como el de estos militares que tuvieron que ser auxiliados por aquellos a quienes habían rescatado.