Antes de desaparecer hace 9 días en las profundidades del Atlántico, el San Juan dejó un rastro sonoro. "Un evento anormal, único, corto, violento y no nuclear, consistente en una explosión", dicen desde la Armada. La explosión la registraron los sensores que vigilan los océanos para detectar posibles ensayos nucleares. Fue el mismo día que se le perdió la pista y sólo tres horas después de sufrir una avería eléctrica relacionada con las baterías. Esto explicaría por qué de entre sus 44 tripulantes ninguno puso en marcha algún protocolo de emergencia establecido.