A las 13:15, hora local, el fuerte terremoto de magnitud 7,1 sorprendía así a la gente en sus casas en el centro de México. Aterrados ante la violencia de las sacudidas, con las alarmas sísmicas sonando, el temblor pillaba a muchos en el trabajo, en centros comerciales o en colegios y universidades. El seísmo se ha notado con mucha fuerza en los estados de Puebla y de Morelos, sacudiendo con violencia la capital de Ciudad de México de más de 20 millones de habitantes. Aquí, ante el horror de los temblores, la gente huía de los edificios, zarandeados como si fueran de papel. Este nuevo temblor llega tan solo dos semanas después de otro enorme terremoto que dejó en México casi un centenar de muertos.