El ambiente con el que arrancó la jornada para uno y otra ya permitía adivinar el desenlace. Emmanuel Macron, aclamado por la multitud, que se lo rifaba en una pugna entre seguidores y periodista por la foto del futuro ganador. Marine Le Pen, con cara de circusntancias, barruntando una derrota clara que ya le habían anunciando las encuestas. Y con su público, sí que lo tiene pero que ha resultado insuficiente como para un desenlace que hubiera puesto Francia patas arriba. Los franceses, lamenta, han votado por la continuidad.