Acompañado por su esposa, Emmanuel Macron llegaba al plató estrechando manos a diestro y siniestro. A bordo de una furgoneta llegaba la candidata de la ultra-derecha Marine Le Pen. Sonriente, caminaba por los pasillos de la televisión. Y tras las presentaciones, Le Pen ha ido directamente a la yugular de su adversario, le acusa de ser el candidato de "la inseguridad, la brutalidad social, de la guerra de todos contra todos, del saqueo económico por grandes empresas, de la desmembración de Francia". Un bronco cara a cara televisado en el que la respuesta de Macron ha sido la de desenmascarar la estrategia de Le Pen: "decir un montón de mentiras y decir lo que no funciona en el país, pero no ofrecer nada".