Convocados por movimientos sociales y algunos sindicatos, miles de brasileños han querido dar un respiro a una Dilma Roussef a la que se le agota el tiempo. Creen que los intentos de destituir a la mandataria, son una argucia golpista. Manifestaciones en ciudades de, al menos, 17 estados de todo el país, que se han desarrollado bajo la consigna unánime de "No habrá golpe". En contra de lo que anunció, finalmente, el expresidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, no ha participado en las protestas. -Redacción-