Una de la tarde en el barrio de Schaarbek. La policía persigue a un sospechoso con una mochila. Cree que llena de explosivos y lista para estallarla. Empieza un tiroteo y el hombre coge como rehén a una niña y se refugia en una marquesina del tranvía. Está herido en una pierna y termina tumbado en el suelo, sangrando. Pero no se fían porque su metralleta está a escasos metros de él.