La celebración del año nuevo chino ha acabado en una batalla campal en las calles de Hong Kong. Una multitud enfurecida se ha enfrentado a la Policía, que intentaba clausurar un mercado callejero ambulante de comida típica. Los manifestantes respondieron lanzando ladrillos y botellas contra los antidisturbios, e incluso quemaron mobiliario urbano. Los gases lacrimógenos que lanzó la Policía no consiguieron calmar los ánimos.