Lo ocurrido en París se asemeja al terror que Al Qaeda sembró la pasada década en Nueva York, Madrid y Londres. Hasta ahora, la estrategia del llamado Estado Islámico parecía distinta. Empezó llamando a los musulmanes occidentales a viajar a Iraq y Siria para hacer allí su supuesta "guerra santa". A su vez, animaba a los denominados "lobos solitarios" a cometer atentados en sus países con cualquier arma que tuvieran a mano. La respuesta: asesinatos en los últimos tres años en Reino Unido, Bélgica, Dinamarca, Canadá o Australia.