Ocurrió en la tarde de este jueves, cuando las fuerzas de seguridad húngaras obligaron a los refugiados sirios que viajaban en un tren con destino a Austria a que descendiesen del tren para ser internados en un centro de acogida. En la estación de Bickse, una madre, con su hijo en brazos, implora compasión a los agentes para que les dejen continuar su viaje a Alemania. A su lado, su pareja, un hombre que lo contempla todo con mirada perdida, preso de la desesperación