El caos se apodera de la estación de tren de Budapest (Hungría). La policía ha desbloqueado la entrada y los más de 2.000 refugiados apostados junto a la terminal se agolpan ahora en su interior. Subir a un tren no resulta tarea sencilla. Este padre respira aliviado. La multitud lo separó de su niña, pero ya están abordo. Pelean por subirse a un tren donde se vislumbra el destino más codiciado. "Hay una bandera de Alemania dibujada por eso entramos", dice un refugiado. Pero este tren no lleva a Alemania. La compañía de ferrocarriles ha advertido que sus trenes no saldrán de Hungría. Una quimera más para estos refugiados que saturan el país magiar.