Estos niños japoneses, tumbados boca arriba, simulan que están muertos recordando a las víctimas de la bomba atómica de Hiroshima. Japón, al compás del tambor de estos monjes budistas, se prepara para conmemorar los 70 años del primer ataque nuclear de la historia. Más de 150.000 personas perdieron la vida. En este mismo lugar, en el Monumento de la Paz de Hiroshima, junto a la cúpula Genbaku se reunirán mañana una multitud de japoneses, incluido el primer ministro Shinzo Abe, para recordar uno de los días más dolorosos de la historia de Japón.