30 muertos y cerca de 100 heridos. Son las dramáticas cifras que deja el que podría ser ya el último acto salvaje del Estado Islámico. Justo en el momento de la explosión, unos 300 jóvenes celebran un mitin político. Tras la deflagración comenzaron los gritos de histeria, el pánico, el caos... en esta ciudad cercana a la frontera siria. El panorama era desolador.