El gobierno griego calcula que las medidas reclamadas por el FMI supondrían cada año un recorte de las pensiones de 1.800 millones de euros y un incremento del IVA, de otros 1.800 millones de euros. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker insiste en que no cree que el Fondo Monetario Internacional abandone las negociaciones. Asegura que él habla constantemente con la directora gerente del FMI y con el primer ministro griego, "creo que una solución es necesaria". Añade, además, que la brecha para un acuerdo es de poco más de 2.000 millones de euros al año y está convencido de que si los griegos hacen un mayor esfuerzo en las reformas, se podía encontrar una solución antes de final de mes. Atenas pide una reestructuración de su deuda a cambio de ese mayor esfuerzo, algo que para Berlín es implanteable.