Las labores de rescate en Nepal no cesan. A mano, piedra a piedra, astilla a astilla, se levantan los escombros con la esperanza de conseguir sacar a alguien con vida. Porque cuando la cifra de muertos ya supera los 3.200, cualquier rescate es un triunfo. Más aún cuando las réplicas se repiten y muchos edificios no aguantan en pie. Esa misma inestabilidad, y la saturación de los hospitales, han provocado que muchos sean atendidos en plena calle. Se calcula que hay 5.000 heridos y los hospitales no dan para más.