El piloto rebusca el dinero entre sus papeles para pagar el soborno a la psicóloga del aeropuerto de Irkutsk, en Siberia. No le hace falta más para obtener el certificado médico que le permite seguir volando. No es el único. Otra docena de pilotos y controladores aéreos pagan a esta mujer para aprobar su examen psicológico.