Tras seis horas de angustia, retenido por un grupo de extrema izquierda, en su oficina de Estambul. Finalmente, el fiscal turco, Mehmet Selim, ha muerto. Una ambulancia lo llevaba al Hospital, pero perdía la vida nada más llegar, a causa de las heridas: había recibido cinco disparos, tres en la cabeza. La intervención policial fue clave para poner fin al secuestro. Durante horas, los captores mantuvieron en vilo a todo el país y a los agentes. Exigían que los policías, supuestamente, implicados en la muerte de Berkin, un joven manifestante, confesaran su culpabilidad en televisión.