Ni el propio Netanyahu se lo esperaba. El primer ministro israelí convocó estas elecciones anticipadas obligado por la ruptura, a finales del pasado año, de la colación de centro derecha que gobernaba el país. Ahora, se autoproclama vencedor y llama a la derecha nacionalista y los ultra ortodoxos para reunir 61 escaños con los que formar un gobierno estable.