Con un rodaje que recuerda a una película de terror, de nuevo el Estado Islámico ofrece imágenes de su crueldad. El de una decapitación multitudinaria. En esta ocasión las víctimas son 21 egipcios. Como es habitual, los rehenes van vestidos de naranja, acompañados cada uno por su verdugo vestido completamente de negro. Obligados a arrodillarse, su delito es ser coptos, la minoría cristiana de Egipto. Y por ello son sentenciados a muerte.