En la Habana se respira con ese poco más de libertad que permite manifestaciones como ésta de estudiantes, siempre fieles y ahora tremendamente contentos con la gran noticiA. Las cinco décadas de enemistad irrreconciables por fin han terminado para alivio de toda Cuba. No es el fin del bloqueo ni un cambio a la democracia como recuerda parte de la disidencia, pero dos fichas del dominó se han movido y el cambio de escenario trae un aire de esperanza a la isla.