Cuando todavía se hablaba de las victimas de Australia, una venganza talibán llenaba de sangre una escuela en la ciudad pakistaní de Peshawar. Ha sido el ataque más sangriento que se recuerda en el país. En Peshawar se han comenzado a enterrar a las víctimas, una de ellas Abdul Azam, un niño de tan sólo 12 años, uno de los 132 estudiantes asesinados. Las familias reprochan que la escuela estaba en la lista negra de los talibanes y que tendría que haberse aumentado la seguridad. Todos los estudiantes asesinados tenían entre 12 y 16 años.