Yulia abandonó Donetsk para alejarse de las bombas."Los aviones sobrevolaban nuestra casa y mi hija tenía miedo", asegura.

Buscó refugio aquí, en Mariúpol, como muchos otros ciudadanos de Slaviansk y Kramatorsk, que se agolpan a diario ante la oficina de Cruz Roja en busca de una ayuda que peligra por el avance de los separatistas.