Se identifica como un oficial del ejército sirio. Una voz le interroga sin piedad. Le pregunta que a cúantas personas ha matado, él responde que a nadie. Le pregunta a cuántas a violado, también, le responde que a nadie. Y sigue el acoso hasta que le preguntan por qué no abandonó el ejército. "Porque me habrían vuelto a llevar". El militante entonces le responde: "ellos te habrían devuelto al ejército, nosotros te llevaremos al infierno y te cortaremos el cuello". Una amenaza que de nuevo se cumple. Más de 200 soldados sirios capturados caminan en fila por el desierto hacia su ejecución. En calzoncillos, apaleados, hasta que terminan así, convertidos en una larga fila de cadáveres.