Rodeado de las únicas personas con las que el médico estadounidense infectado de ébola en Liberia, ha mantenido contacto durante casi un mes, Kent Brantly, de 33 años, ha comparecido ante los medios antes de abandonar el hospital tras haber recibido el alta. Brantly fue repatriado por Estados Unidos a principios de mes y trasladado desde África Occidental al Hospital Universitario de Emory en Atlanta, donde el cooperante ha recibido el tratamiento experimental que hasta este momento sólo había sido probado en monos y que también pudo recibir el cooperante español, Miguel Pajáres, aunque, por desgracia, sin el mismo efecto.