Son los sollozos de un bebé después de un bombardeo. Un misil caído en otro colegio de la ONU deja estas imágenes. Personas carbonizadas, y de dos en dos en las camillas, porque ya ni caben. Quienes sobreviven sienten esto. Desesperación e impotencia. Mezquitas destrozadas, edificios enteros derruidos, los misiles sacuden Gaza indiscriminadamente. Muchos palestinos rompen los folletos del Ejército israelí que piden colaboración ciudadana apuntando que no quieren herir civiles. Pero lo cierto es que cada día se vive esto: funerales, cadáveres apilados y cada vez más inocentes muertos.