Envuelto en sábanas transportan el cadáver de este niño de cuatro años. Estaba jugando en la calle, en uno de los mayores refufgios de Gaza, cuando le alcanzó una bala del ejército israelí. Los familiares aprovechan estos momentos antes de su sepultura, para darle un último beso. Y estos son los rostros de la frustración y desesperación. Cientos de personas acompañan al pequeño hasta este cementerio, ahora repleto de cadáveres. Desde que comenzó la ofensiva israelí han muerto más de mil palestinos. La mayoría civiles, y entre ellos, cientos de niños. El Consejo de Seguridad de la ONU ha reclamado esta madrugada a israelís y palestinos un alto el fuego humanitario inmediato y sin condiciones.