El agua en Bolivia lo engulle todo. Las carreteras se han convertido en ríos y trampas mortales, como la que ha atrapado a un coche. Rápidamente los vecinos acuden a sacar a sus ocupantes. Consiguen salvarles antes de que el vehículo quede completamente hundido. Peor suerte han tenido ocho habitantes de un pueblo del Amazonas sepultado por el lodo.