La única explicación de los hechos que hay hasta el momento es la del ínclito. La del perpetrador de signos. Dice que lo siente mucho, pero que oía voces. Que sufre de esquizofrenia y que sufrió un ataque en el que vio hasta ángeles descendiendo al estadio. Bien. Se podrá creer o no. Pero los hechos contrastados son: uno, se le había contratado oficialmente y ahí estaba con su acreditación. Dos, la empresa que lo contrató ha desaparecido. Nadie se hace responsable. Y tres, como el mismo reconoce, no era la primera vez que hacía este trabajo. El caso es que en su cara no se aprecian signos ni de pánico ni de éxtasis teresiano. Se le ve bastante tranquilo. En fin, enfermedad o estafa. Ustedes deciden.