La protesta comenzó de forma pacífica y congregó a mucha menos gente que las que recogierron el país el pasado junio, cuando centenares de miles de personas tomaron las calles de forma espontánea para mostrar su descontento contra la clase política del país y la mala gestión de los fondos públicos, que reclamaban para invertir en servicios públicos. Aunque la de hoy ha sido una protesta pequeña los ánimos se fueron calentando y se convirtió en violenta. La policía tomó posiciones y un reducido grupo de manifestantes violentos les plantó cara con el lanzamiento de objetos. También destrozaron cajeros y sucursales bancarias. Se vivieron momentos de tensión cuando un conductor atravesó una calle por la que discurría la manifestación llevándose a todos los que estaban por delante. Algunos manifestantes resultaron heridos.