Decenas de miles de egipcios respaldaron anoche en las calles el rechazo de los grupos opositores a la última oferta de diálogo del presidente Mohamed Mursi sobre su polémico decretazo. "Cuando la dictadura es un hecho, la revolución es un derecho", se leía en una de las pancartas de la multitud que asedió el Palacio Preidencial en El Cairo en señal de protesta. Multitud que logró, incluso, romper el cerco de seguridad sobre la sede gubernamental para exigir la renuncia de Mursi. A poca distancia de allí, los Hermanos Musulmanes, el partido del Ejecutivo, mostraba también su fuerza y respaldo al presidente agitando coranes y fotos de su líder. La fractura de la sociedad egipcia es un hecho que ha dejado ya siete muertos.