Fue un ciclista el que descubrió el escenario del crimen. Circulaba por una zona boscosa en los Alpes franceses cuando vio el vehículo. Dentro, los padres y la abuela de una familia británica asesinados a tiros. Cerca, una hija de ocho años, gravemente herida tras ser golpeada violentamente. A unos metros, el cadáver de otro ciclista. Se cree que pasaba casualmente y que murió tiroteado por ser testigo.