Una cámara de vigilancia de tráfico de un cruce en la ciudad china de Wenzhou capta una escena alarmante. Rodeada con un círculo rojo se observa una motocicleta pequeña a la que esquivan autobuses y coches. Al acercarse la imagen se logra distinguir al conductor kamikaze. Es un niño de tres años que, ajeno al peligro, circula en dirección contraria.