Mientras el pueblo cantaba canciones revolucionarias en la plaza Syntagma, a las puertas del Parlamento, en su interior su primer ministro, Yorgos Papandreu, se sometía a una moción de confianza. No la tenía ganada. Papandreu ha perdido popularidad en la calle, apoyos en su propio partido y es persona non grata en Bruselas tras poner sobre la mesa el referéndum, que dejaba el rescate financiero de Grecia en manos del pueblo. Al final ganó la moción por un escasísimo margen: 153 de los 300 votos. Pero el culebrón no se ha cerrado. Hoy mismo Papandreu va a reunirse con el presidente de la República para formar el gobierno de unidad que había prometido.