La primera ministra de Tailandia, Yingluck Sinawatra, confía en que las inundaciones que han sacudido al país -las peores en una década- no afectarán a la capital, Bangkok, tanto como se había pensado originalmente. Las inundaciones han provocado la muerte de al menos 381 personas desde julio y muchas áreas del país siguen bajo el agua, aunque el nivel comienza a disminuir. La preocupación de las autoridades ahora es la aparición de enfermedades en las áreas que se han visto inundadas durante días.