Rebelión en la Cámara de los Comunes. El sentimiento antieuropeo se trasladaba al interior del Parlamento, donde se votaba la posibilidad de que los británicos decidiesen en un referéndum su permanencia o no en la Unión Europea. La postura del primer ministro en contra estaba clara. Y el resultado de la votación también. Derrota de la iniciativa con 111 votos a favor y 483 en contra