El mayor atentado de la historia fue su mayor éxito. Ideó y diseñó cada detalle del 11S, el atentado que sacudió al mundo en directo. Pocos días después, el señor de la guerra santa se reía. Porque así sonaba la risa de Bin Laden en 2001. Se congratulaba de lo bien que había salido el más devastador de todos los atentados en la historia contemporánea. De los 3.000 muertos, de los 6.000 heridos. De que cayeran las dos torres. De que los norteamericanos sintieran que su país era vulnerable. Consiguió que el mundo dejara de ser como era. Y lo consiguió cuando 4 aviones secuestrados por terroristas se estrellaron contra las Torres Gemelas y el Pentágono.