Es la primera vez que veíamos a Angelina Jolie después de que hace 20 días, ella misma explicara que se había sometido a una doble mastectomía para reducir de un 87 a un 5% sus posibilidades genéticas de padecer cáncer de mama. Angelina había vivido la derrota de su madre contra esta enfermedad, tras diez años de lucha, y decidió plantarle cara. Su comunicado provocó un debate a nivel mundial sobre la conveniencia de que las mujeres se sometan al test que permite detectar ese gen defectuoso. Pero esta misma semana, su decisión cobraba una nueva dimensión tras el fallecimiento de su tía materna, también por cáncer de mama, también portadora sin saberlo del mismo gen. La actriz estudia ahora extirparse el útero y los ovarios, para dejar atrás definitivamente el trágico destino que parece perseguir a su familia.