Aunque los precios en el mercado siguen más que disparados, las subidas se están moderando. En octubre la inflación se situó en el 7,3 por ciento, su nivel más bajo desde enero tras encadenar tres meses de descensos. Pero los bolsillos de las familias se siguen resintiendo a la hora de hacer la compra. Detrás de estos descensos está la bajada del precio de la luz y del gas, que hace un año subían, y al menor encarecimiento de la ropa y calzado de este invierno. Lo más preocupante es la inflación subyacente, la que no tiene en cuenta ni la energía ni los alimentos frescos; se mantiene en el 6,2 por ciento. Esto apunta a que los precios de la cesta de la compra tardarán más en normalizarse.