n 74 por ciento de españoles que comprron coche hace una década confiaron en las bonanzas del diesel. Una ventajas que a día de hoy siguen diluyendose. El gobierno aumentará su fiscalidad, subirá el precio del gasoleo. Producir un litro de gasoleo cuesta 66 céntimso, dos más que uno de gasolina. Es la menor carga fiscal, el 47 por ciento frente al 52 por ciento, la que abarata su precio y le convierte en un combustible atractivo. Esta semana un litro de gasóleo costaba en las gasolineras 9 céntimos menos que la gasolina. La equiparación de esa carga fiscal producirá un mayor gasto para el bolsillo de los ciudadanos que confiaron el diesel. En el fondo subyace la batalla contra el gasoleo de gobiernos y ciudades por sus emisones de óxido de nitrógeno. El cerco a la contaminación ha llevado a Madrid y Barcelona a restringir e incluso prohibir la circulación de vehículos de gasolina de antes del 2000 y los diesel anteriores a 2006.