Detroit, cuna de la industria automovilística estadounidense, es insolvente. Así lo ha declarado un juez federal de Estados Unidos. Se trata de la mayor bancarrota pública en la historia del país. Con una deuda que supera los 18.500 millones de dólares, esta declaración de bancarrota pone en peligro los salarios de los funcionarios y las pensiones. Detroit es hoy una ciudad con muchos barrios fantasma. El alcalde de la ciudad, al que quedan pocas semanas en el cargo, ha hecho un llamamiento a los inversores.